Corría el año 1984 y el 1° de marzo ingresé a SAEM hasta fines de diciembre y me quedé a vivir.
Entonces teníamos 198 socios.
Luego vendrían la organización de los congresos que cuando ingresé se daba a una empresa, cuando el Dr. Forcher y el Dr. Mancini me preguntaron si me animaba a hacerlo yo, y bueno dije que sí y no salieron nada mal. Mas adelante como todo cambiaba igual que ahora tuve la ayuda de Alicia y allí un equipo.
Pasé desde la pequeña oficina de 3 x 3 en los años donde se cortaba la luz 2 veces por semana, trabajando a la luz de la vela, por ese entonces no había máquina eléctrica de modo que se podía trabajar no como ahora que sin luz tenemos las manos atadas y las orejas también, mudanza a Larrea y Viamonte, luego a Viamonte y Larrea y finalmente en esta hermosa sede que tenemos hoy.
Gracias a Ariel Sánchez en ese entonces presidente de FASEN que me pidió ayuda también, ingresé hasta hace unos años que como crecimos las dos entidades ya no podía con ambas y le pregunté a Graciela si quisiera tomar mi lugar antes de comunicarle la novedad a las entonces autoridades, dijo que sí y 17 años con FASEN mandé el pase.
Quiero con poquitas líneas agradecer profundamente a todas las comisiones directivas tanto de SAEM como de FASEN haber confiado que pudiera hacer lo único que aprendí desde ese bendito 1° de marzo de 1984 y un gracias gigante por todas las demostraciones de afecto y también cariño que recibí y sigo recibiendo de tantos profesionales que mas de uno vi avanzar en su profesión de endocrinólogos brillantes.
Tampoco quiero olvidarme de “mis chicas” por orden de aparición Ramona, Graciela y primero una Susy y ahora la que tenemos en casa.
Como siempre digo con los años ha sido mi segunda casa y me enamoré del trabajo que me ayudó a mantener mi vida.
Lo único que me resta es un gracias y hasta siempre.
Ilse